sábado, 19 de febrero de 2011

¿Soy provocadora y qué?

¿Qué si Rodrigo Arias es un ladrón y que necesita que los diputados del PLN lo salgan a defender?…¿qué si el ministro de Hacienda es un ineficiente porque no maneja el Plan Fiscal? y para remachar, la incompetencia de la –gracias a Dios- exministra de deportes dando una conferencia en Mónaco sin tan siquiera poder articular una frase correcta en español? Cada miércoles en mi clase de Periodismo Electrónico este tipo de temas provocan discusiones que encienden los ánimos.
Efecto acción-reacción ese es el fundamento de la provocación. ¿Y qué mejor manera de provocar que dando una opinión polémica o que de antemano se sabe que aunque sea una persona va a rechazar? Jajajaja…eso alimenta mi hambre de provocar…pues si…me declaro una provocadora y me encanta.
Es una manera disfrazada de manipular, porque si incito a alguien a refutar mis puntos de vista, mis ideologías, mis gustos cumplí con mi objetivo de provocar.
Y es que como decía Albert Camus: “La capacidad de atención del hombre es limitada y debe ser constantemente espoleada por la provocación”. No hay duda de que muchos necesitan ser aguijoneados para que reaccionen en este mundo tan convulsionado.
Pero esta polisémica palabra tiene una vertiente que me agrada aún más… ñaca ñaca… ¿Que más provocador que una mirada penetrante de un ser del sexo opuesto, un mensaje de texto sugerente o una frase atrevida susurrada al oído en un lugar público? Provocar deseo sexual… eso sí que es saber darle uso a una palabra dotada de tanta magia… PROVOCACIÓN.

Por Melanie Vargas
  
"El que quiere interesar a los demás tiene que provocarlos"

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